lunes, 8 de julio de 2019

Angustia - María Zulema Chervaz


“Somos nuestra memoria,
ese quimérico museo de formas inconstantes,
ese montón de espejos rotos.”
Jorge Luis Borges

No quiero dormirme… Cada noche se convierte en un suplicio agotador y, al despertar, no logro armar ese montón de pedazos de espejos que me torturan. Camino por lugares escarpados, cubiertos de maleza, oscuros y desconocidos. Arriesgo la vida paso a paso; aparecen personajes extraños que me infunden miedo profundo, aunque no intentan provocarme daño; siguen su camino como si fueran fantasmas que viajan a la deriva y cargados de tristeza. Los desconozco…
Busco lugares específicos a los que deseo o necesito ir; no los encuentro; camino por diversos senderos, calles de ciudades oscuras, con veredas sucias y viviendas cubiertas de moho; golpeo las puertas de esas casuchas; no hay respuesta; sin embargo, entro en angustiante desesperación por no llegar a ningún lugar seguro.
De pronto, y nuevamente en lugares escarpados, aparece una larga caravana de numerosas personas que caminan a paso rápido. Entre ellas, alcanzo a ver a mi Madre, ya fallecida, que me dice “allá va Papá; debes tener cuidado porque tiene noventa y un años”, señalando una persona muy alta y elegante, de traje oscuro. Corro hacia él gritando “Papá, Papá, ¿te acordás de mí?”; él me mira desde su altura y me dice: “¡Cómo no me voy a acordar, chiquita!” y, tomándome de la mano, continúa su camino conmigo…
Despierto…
María Zulema Chervaz

Imágenes de Foundry Co  y de Clker-Free-Vector-Images en Pixabay



1 comentario:

  1. Esta historia pertenece a tu nueva forma de escribir, llena de misterio, sueños, pesadillas y ese deseo de volver al principio, a nuestros padres. Muy bueno, Pilar.

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