Llegó a la casita para hablar con ella. Golpeó en la puerta. Sin réplica. ¿Habrá salido a separar las ovejas? Al acercarse a la ventana aparecía la impronta de su propia figura. Estaría con los suyos pero no tenía suyos. ¡Qué cruel la cabaña en ese páramo verde! Pocos árboles. Ni siquiera flores silvestres de colores. Sólo una masa blanca poblada de ovejas. Madres con corderos y corderas. No las pudo apartar.
Sus nudillos en la madera sonaron con fuerza. En otra
tentativa tomó el picaporte y le fue concedido el paso. Sin escalas caminó
directo al dormitorio. Sobre la cama y en ropas ligeras estaba ella. Clausura
de párpados fatigosos de luz. Boca sin besos ni sonrisas. Cuerpo inmóvil.
Brazos y piernas sin destino. Negada para siempre al amor.
Alberto
Fernández
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Hola, Alberto: un enigmático personaje esa mujer que aparece apartada de todo en un terreno hostil que la ha separado de todo, hasta del ejercicio de los sentimientos. Muy buena prosa, como siempre.
ResponderBorrar?Por qué esta negada para el amor, Por qué la vida la ha dejado al margen. Quizas porque la soledad la ha insensibilizado. Muy triste. Muy bueno. Pilar
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