
Melissa
contemplaba embelesada cómo un colibrí libaba el néctar en un
grupo de glicinias y cayenas. Nunca había experimentado esa
sensación y comenzó a observar el batir de sus alas, el ir y venir
del ave gozosa que sedienta danzaba sobre las flores. El
Sol alcahuete, único testigo de la contemplación
de la pequeña, iluminó el roce de las alas y
ante, el maravilloso reflejo de luz, desprendió una
lágrima de sus emocionados ojos. ¡Cuánta belleza, cuánta! Quiso
el Sol mostrarle, a sus dieciséis primaveras, la
quietud y lamagia resultante de la alimentación del
pajarillo.
Resguardada
en su sillón de ruedas, asistida por sus padres y la
abuela, mostraba su cara angelical y la mirada dulce
de una niña amada y feliz. Si bien el andar y el habla se le habían
negado al venir al mundo prematuramente, fue dotada de una mente ágil
y perspicaz. Pero el Astro Rey, seguro de que la niña
merecía más, se encargó de poner ante sus ojos cada
evento artístico de la naturaleza; conspiró para que la belleza que
pudiera percibir se optimizara. Desde entonces, Melissa tenía la
oportunidad de ver a los pájaros, desde
un árbol lejano, jugar sobre un nido o
disfrutar del vuelo de mariposas y, en su mente, unirse a éstas
y volar. A
veces, la felicidad del embeleso escapaba del conocimiento
familiar, por lo que el Sol se empeñó en revelarlo.
La
madre de Melissa siempre pendiente a la solicitud de su
pequeña, descubrió la comunicación visual entre la niña y
algunos animales. No demoró en conocer cómo se relacionaba, no sólo
con matizadas mariposas, sino también con esbeltos
ejemplares. Una tarde, mientras paseaban por
el zoológico, una luz cegadora iluminó el encuentro de la niña con
una jirafa que, entusiasmada, le bailó un vals.
La
madre curiosa, capturó el encuentro con una cámara fotográfica y
agradeció al Sol el nuevo don concedido a su pequeña porque,
si en la noche la Luna nos oprime el corazón, el Sol iluminará al
día y su luz será perpetua.
Idania
Pérez
Imágenes
de AgnesR
(glicinas) y de Nicman
(colibrí)
en Pixabay
Ida cuanta imaginación y belleza descripta, muy hermoso el cuento que le has hecho a mi Melissa, nos llenas el corazón de alegria con tanta dulzura, hoy se lo he leído y sus ojos brillosos se han iluminado una y otra vez, sigue adelante, Felicidades.
ResponderBorrarIda que imaginación y belleza descripta en este hermoso cuento que le has hecho a mi Melissa, cuanta dulzura, se lo he leído y sus ojos brillosos se han iluminado una y otra vez, Me encanto, sigue adelante y Felicidades
ResponderBorrarAmiga, cuanta ternura, delicadeza e imaginacion en tu cuento, Melissa estara muy feliz por haberte inspirado en ella y su Colibri.
ResponderBorrarFelicidades por ese gran don, continua, te seguire. Un fuerte abrazo. Surama