domingo, 9 de diciembre de 2018

Pido "Pido" - María Zulema Chervaz

“Dónde ha quedado el tiempo
de la inocencia
la mezquindad del hombre
la desintegra
y los juegos de rondas
ya no se encuentran”

(“Dónde ha quedado el cielo”,
 Jacinto Piedra y Peteco Carabajal)

Entré en el estado de ensueño. Me había acostado agotada por lo vivido durante la jornada. No se trataba de un agotamiento físico, sino espiritual, emocional, “del alma”, diría.
A medida que me fui durmiendo, las imágenes oníricas poblaron mi psiquis. En realidad, mi todo. Se entremezclaron alegres, graciosas, coloridas. La tardecita primaveral expandía sus perfumes. El tibio sol acariciaba con sus tenues rayos. En los frondosos árboles, miles de aves se dejaban oír con sus gorjeos de diferentes tonos y timbres, acomodándose para la noche.
Las veredas de las casas de una ciudad dibujaban rondas y más rondas de niñas, que daban vueltas tomadas de las manos, entre cantos y risas. A la ronda de San Miguel, el que se ríe se va al cuartel…; Sale el sol, sale el sol, en la puerta de mi casa…; Arroz con leche, me quiero casar…; La farolera tropezó y en la calle se cayó…
Más allá, en un pequeño descampado, los niños gritaban Gooooooooooooooooollllll corriendo detrás de una pelota de fútbol. Eran muchos. De todo tipo. Los había morochos, rubios, bajos, altos, gordos, delgados, ricos, pobres… Todos jugaban e iban detrás de un único objetivo: meter la pelota en los arcos. Cada vez que ocurría, el festejo era incontenible y los abrazos se sucedían uno tras otro.
Un grupo más pequeño, en una esquina del campo de juego, intentaba remontar un barrilete hecho con los colores de su equipo favorito. Cuando lo lograron, gozaron el movimiento de la cometa, llevada por la brisa de un lado al otro, y corrían tirando del hilo que la sostenía.
De repente, las niñas callaron. Se escuchó decir a una con voz muy fuerte: Juguemos al “pido”No se llama “el pido”, se llama “la mancha”, corrigieron otras. Aclarada la expresión, todas aplaudieron y comenzó la gran corrida. Previamente, habían seleccionado un tronco de un florido árbol, indicando: Éste es el “pido”. Entre gritos de algarabía iban de aquí para allá, esquivando a la que tenía el turno de correrlas, tocarlas y gritar ¡Mancha! para ir eliminando del juego a las que más podía. Una de las niñas corrió hacia el árbol, puso su mano en el tronco y con voz potente gritó Pido “pido”, estoy muy cansada…
En ese momento, me desperté… Como si el grito de la niña fuera el mío propio. Tal vez lo era. Tal vez era el de la niña que hace tanto ha dejado de serlo… Tal vez era el de la mujer adulta cansada de tanta cosa fea de este mundo…
Con los ojos abiertos y la congoja contenida, comencé a analizar la realidad. Razoné que existen millones de personas que obran el bien en silencio y que, otras, provocan guerras, hambre y roban los más elementales derechos humanos a las demás. Fundamentalmente, roban la inocencia a nuestros niños…
Deduje que el grito Pido “pido” era el mío y el de tantos que, como yo, ven desmoronarse ideales, valores, utopías…Pido “pido” a la injusticia, a la incomprensión, a la ignorancia, a la miseria, a la muerte, a la intolerancia, a la corrupción, a la mentira, en fin, a la deshumanización. ¡Estoy cansada!
Tarareé mentalmente la zamba “Dónde ha quedado el cielo” y, adormeciéndome otra vez, me dije que no se deben perder las ilusiones ni las esperanzas de un mundo mejor. Anhelé que mi sueño continuara…
María Zulema Chervaz

GLOSARIO
El pido: Lugar previamente establecido por los niños en el juego de “la mancha” para tocar y pedir descanso. En ese momento, el niño que está tocando “el pido” no participa del juego hasta que sale de allí.
Cometa: Sinónimo de “barrilete”.
Zamba: Danza cantada popular, característica del Noroeste de la Argentina.

2 comentarios:

  1. Recuerdos de una infancia perdida, que vienen al sueño para pedir que todo pare y empiece mejor.
    Yo le llamo a eso " que se pare el mundo que me quiero bajar "
    Ojalá no perdamos del todo las ilusiones.
    Pilar.

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